Se trata de una kafkiana y absorbente historia, escrita por el prestigioso Richard
Matheson, mantiene una urgente tonalidad paranoica y un ritmo
implacable.
Al igual que Hitchcock, Spielberg retoma el tema del ciudadano corriente e inocente que termina siendo involucrado en una acción ilógica que pone en peligro su existencia, pero.... ¿qué es lo que causa ese peligro?, ¿por qué ha llegado ese hombre hasta esa situación?, ¿cuáles son los motivos que tiene el camionero para esa diabólica persecución?, ¿se trata de una lucha contra su propia conciencia?... Spielberg no concede respuestas ni tanteos, jamás muestra el rostro del camionero psicópata, no importa, lo verdadermente trascendental es el desasosiego aplastante al que se ve sometido el hombre corriente, personificado magistralmente por un confundido y turbado Dennis Weaver.
Al igual que Hitchcock, Spielberg retoma el tema del ciudadano corriente e inocente que termina siendo involucrado en una acción ilógica que pone en peligro su existencia, pero.... ¿qué es lo que causa ese peligro?, ¿por qué ha llegado ese hombre hasta esa situación?, ¿cuáles son los motivos que tiene el camionero para esa diabólica persecución?, ¿se trata de una lucha contra su propia conciencia?... Spielberg no concede respuestas ni tanteos, jamás muestra el rostro del camionero psicópata, no importa, lo verdadermente trascendental es el desasosiego aplastante al que se ve sometido el hombre corriente, personificado magistralmente por un confundido y turbado Dennis Weaver.
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