Interesantísimo retrato social de los suburbios marginales franceses,
gran parte de él extensible a cualquier país desarrollado, desde el
punto de vista de tres amigos.
Además de un magnífico retrato social es una estupenda película.
“El odio” es una cinta con un control de cámara muy maduro para
encontrarnos con una opera prima. El plano secuencia desde la habitación
del disk jockey es inquietantemente bello. Cassel, hasta entonces un
desconocido, nos asombra con una brillante actuación. Y su director, nos
muestra la extraña y complicada complicidad entre tres personas de
inquietudes completamente diferentes y al mismo tiempo, demasiado
parecidos para no saber andar solos por la vida. Gran fotografía y
diálogos ágiles y divertidos.
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