martes, 12 de junio de 2012

Drácula (1931) - Tod Browning


Renfield (Dwight Frye) es enviado a Transilvania para gestionar una compra inmobiliaria con el misterioso Conde Drácula (Bela Lugosi).
En la aislada mansión del noble rumano sufrirá el ataque de unos vampiros, que le convierten en servidor fiel de Drácula, con quien viajará a tierras británicas.
Tras su llegada a Londres, Drácula se enamorará de una joven llamada Mina Harker (Helen Chandler).
Clásica adaptación del homónimo libro de Bram Stoker producida por Carl Laemmle Jr. en pleno esplendor de la Universal de los años 30.
La historia del Conde Drácula, un vampiro basado en el personaje real de Vlad Tepes, conoce con este título una de sus mejores versiones a pesar de que tras la llegada a la ciudad londinense acusa en exceso su origen teatral (básicamente era una adaptación de la obra que estaba representando Lugosi en Broadway).
Sus principales valores son la consecución de una fascinante atmósfera (especialmente cuando la acción transcurre en Transilvania), gracias al talento fotográfico del gran Karl Freund, la capacidad expresiva de los decorados ideados por Charles D. Hall, y la estilizada narración de Tod Browning que tanto toma del gótico como del expresionismo alemán.
Los brillantes ojos de un Bela Lugosi atrapado por su caracterización, la inolvidable interpretación de Dwight Frye en el papel del enloquecido Renfield, y la disposición de sus hacedores para retener con elegancia el aspecto romántico son otros puntos clave de esta esencial película del cine fantástico. 

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