miércoles, 14 de marzo de 2012

Muerte de un ciclista (1955) - Juan Antonio Bardem


Muerte de un ciclista, escrita y dirigida por Juan Antonio Bardem en el año 1955 ofrece un amargo y crítico retrato de la España franquista en la que la injusticia socio-política unida al conformismo de la clase burguesa benefactora de la guerra civil impera en una sociedad mermada por una brecha irreconciliable de vencedores y vencidos.
Juan Antonio Bardem, influenciado por el neorrealismo italiano y en parte inspirado por el maestro Antonioni y su obra “Crónica de un amor” plasma en su película la realidad política de un país personificada en unos individuos concretos cuyos actos en común dan como resultado un contexto injusto para muchos y beneficioso para otros. Este aspecto se aprecia en el tráfico de influencias que los personajes de la película manejan y que involucra al propio Juan, protagonista del film y profesor de facultad gracias a su cuñado, un alto cargo del régimen,  y a toda la burguesía que le rodea, incluida su amante María José, que en sus ansias de ascenso social pasará por alto las graves consecuencias que conllevan el haber matado a un obrero de clase social más que modesta y padre de familia de dos hijos. Bardem en todo momento hace partícipe al espectador de su posición en el film: la del damnificado, el ciclista asesinado por la burguesía. Para ello se vale de su talento como realizador utilizando planos que nos sitúan en la perspectiva del ciclista atropellado con los dos amantes  huyendo a lo lejos o bien en la espalda de ambos una vez escapan dentro del vehículo como si la propia conciencia fuera un espectador más de los hechos que acontecen. Juan Antonio Bardem, lejos de asumir el rol de mero espectador de la acción, hace valer su condición y confesada pretensión artística de director para transmitir una realidad contada desde su prisma y su lenguaje. Para ello utiliza de forma novedosa las concatenaciones de escenas directamente a corte haciendo a posteriori un uso del montaje que expresa las dos caras de la misma moneda de la España del momento sin la necesidad de ser todo lo explícito que le hubiera gustado, ya que de serlo lo habrían censurado.
Es por ello la película un documento social que introduce un fuerte componente de crítica a la realidad del momento a la par que un canto a la reivindicación a ser uno mismo sin que las circunstancias que te rodean sean un impedimento para autorrealizarse. Así se expresa en la figura de Juan, que reniega de su condición burguesa para ahondar en su interior hasta llevarle a mirar con nostalgia y complacencia a unos jóvenes que luchan contra el sistema en una revuelta estudiantil, para finalmente renegar de una vida insustancial y reencontrarse a si mismo una vez decide confesar el crimen cometido.
Para transmitir este mensaje de lucha e inconformidad contra una sociedad injusta Bardem tuvo que valerse de infinidad de metáforas y simbolismos que eludieran a la censura. No obstante su empeño le llevó a completar un film mundialmente reconocido. Esta obcecación de serle fiel a uno mismo a pesar de las circunstancias que mostró el realizador es extrapolable en su película a un personaje, el de Juan, que encuentra la calma y el sentido a su vida en cuanto que escucha sus pulsiones internas en detrimento de una burguesía que en sus aspiraciones de ascenso y mantenimiento de su status acaba autodestruyéndose en su banalidad e hipocresía.

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