“INCIDENTE EN OX-BOW” hace referencia a un grupo de hombres que habita en un pueblo olvidado, donde la única mujer soltera tiene 82 años y donde los pasatiempos disponibles son de cinco clases: dormir, comer, beber, jugar al póquer o buscar camorra.
Muy pronto, el ambiente se anima cuando alguien informa del asesinato de un hombre: Larry Kinkaid, un ganadero, apreciado por muchos. Ante la ausencia del alguacil, y con la venia de su irresponsable ayudante, los hombres más “audaces” (parecidos a los que describimos más arriba), deciden tomarse la justicia por su mano y salen en busca de los forajidos.
Para poder lograr su personal catarsis, se tapan los oídos para no oír sino lo que convenga; apagan la razón, para poder satisfacer sus ansias; y actúan con prisa para que el tiempo no vaya a frustrar sus aspiraciones.
Un brillante grupo de actores, encabezado por Henry Fonda, quien llega al pueblo en busca de una mujer que ya se ha marchado, y a quien encontrará luego en condiciones imposibles, hace de esta película un impactante momento del western cinematográfico.
La composición de imágenes del prolífico director, William A. Wellman, logra significados precisos, y el clima de soledad, de impotencia y de injusticia, podemos respirarlo en cada uno de sus planos. Las luces son mortecinas, simbolizando el escaso eco que tienen las voces que claman por el ejercicio de la dignidad y del derecho. Y el sentimiento que nos queda, es el de un momento sombrío, en el que la justicia humana ha perdido su sendero.
Una gran película. Otro clásico del western.
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