Película basada en una novela de Daphne Du Maurier. Con guión de Joan Harrison ("Sospecha", "Sabotaje"), Michael Hogan ("Un Yanqui En Oxford", "Las Minas Del Rey Salomón"), Philip MacDonald ("La Novia De Frankenstein", "El Ladrón De Cuerpos") y Robert E. Sherwood ("Los Mejores Años De Nuestra Vida", "El Bosque Petrificado").
El adinerado Maxim de Winter (Laurence Olivier) conoce en unas
vacaciones en Montecarlo a la joven empleada (Joan Fontaine) de una
conocida (Florence Bates) con la que terminará casándose en segundas
nupcias. Cuando regrese a su mansión llamada Manderley, todo el ambiente
girará en torno al obsesivo recuerdo de la difunta primera mujer de
Maxim llamada Rebeca.
Contratado por David O. Selznick, el gran Alfred Hitchcock aterriza en
Hollywood y realiza su primera obra maestra en tierras estadounidenses
con esta hechizante adaptación de la novela de Daphne du Maurier,
narrada, fotografiada (Oscar para George Barnes) e interpretada de forma
magistral.
Contada en flashback, el film permanece como uno de los pocos (junto a
"Carta a tres esposas") en que un personaje ausente es el motor
principal de las situaciones, Rebeca, una hermosa mujer que causa una
tremenda atracción personal entre hombre como mujeres.
Hitchcock
acomete esta historia de obsesiones, memorias, pasiones y celos amorosos
con su habitual e inconfundible capacidad cinematográfica: soberbia
presentación y desarrollo de personajes, intensidad en la acción,
majestuosa realización y narración con sutiles movimientos de cámara que
atrapan sabiamente al espectador (es usual en Hitchcock desplazar la
cámara al personaje principal cuando un diálogo presente en la escena ya
ha ejercido su función emocional a pesar de que éste continúe; también
es única su elegancia en la evolución de planos para enfatizar
sentimientos de un personaje, una acción o un escenario desde el pequeño
detalle a lo general o viceversa).
Los personajes más interesantes y que son manejados lúcidamente por el
maestro son el de Joan Fontaine, una mujer dominada por los recuerdos de
Rebeca que va acumulando un enorme complejo de inferioridad y el Judith
Anderson, que encarna espléndidamente a la ama de llaves de Manderley,
enamorada de la anterior esposa y celosa de la posesión del grandioso
edificio.
Es tan enorme el talento cinematográfico de Sir Alfred que hasta se le subliman sus famosas transparencias.
fuente: alohacriticon.com

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