Abre los ojos nos sitúa, durante gran parte del metraje, en un universo en donde todo puede pasar. Sueños y fantasías conviven con la realidad para dar forma a una película fascinante, soportada de manera magnífica por un excelente Eduardo Noriega, un hombre desfigurado, oculto tras una máscara y obsesionado por algo que hizo en el pasado.
Muy buena película con gran dirección de Amenábar, brillante trama con altas dosis de irrealidad.
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