Un Allen apenas reconocible logra un equilibrio casi perfecto entre drama, sensualidad, intimismo e intriga, sin olvidarse de incluir ligeras trazas de comedia. El guión es muy bueno: permite a los personajes evolucionar inteligentemente.
No tiene ningún altibajo, se mantiene grandilocuente durante los 124 excepcionales minutos que dura esta cinta. Woody Allen huye de las composiciones de jazz, para utilizar la Ópera, una música más apta para la temática de amor, pasión y alta traición del film.
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