Un carnicero, Rafael (Antonio Resines) recoge de la calle un buen dia a Marina (Maribel Verdú), una joven prostituta embarazada que ha sido maltratada por la vida. Rafael la cuida, y se acaba casando con ella, aunque es impotente. Cuando todo parece ir bien, aparece en escena Daniel (Jordi Mollá) el novio de Marina, un macarra, delincuente drogadicto y colgado.
Planteado el film como un triángulo muy desigual, el director Ricardo Franco nos ofrece esta estupenda película, que trata de sentimientos profundos pero sin aprovecharse de ellos, huyendo deliberadamente de cualquier artificio y mostrando a todos los personajes entrelazados entre sí en toda su profundidad.
Rafael, un hombre bueno por naturaleza, un manso, que cuando no espera gran cosa de la vida aparece Marina, una mujer que se debate entre la seguridad que le ofrece Rafael y la pasión irreprimible que siente hacia Daniel, el personaje más negativo de la película aunque Franco no le niega sus dosis de humanidad.
El tono del film es deliberadamente triste, aunque no es propósito del director hacernos llorar. No sólo la historia es buena, sino que además cuenta con tres extraordinarias interpretaciones (aunque digan ahora que la Verdú está ofreciendo grandes interpretaciones, tendrían que revisar esta), aunque destacaría a Jordi Mollà que borda a la perfección su papel. Una buena película española.
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