viernes, 5 de abril de 2013

El tiempo de los gitanos (1989) - Emir Kusturica


Mundos marginales, que esconden en su interior un caudal inmenso de cultura, tradición y sobretodo, fuertes sentimientos que se avivan gracias a las dificultades. Gente que SIENTE y que sabe disfrutar a pesar de su difícil porvenir, pero ante todo, gente que sabe amar de verdad, sufrir como nadie, y disfrutar de las pequeñas cosas que les da la vida (como el protagonista con su querido y malogrado pavo).
Luces y sombras de un peculiar mundo, con una personalidad marcada por su marginalidad. Más luces que sombras, ya que tras el velo de la pobreza y el estilo de vida austero de los gitanos, se esconde el trasfondo de un pueblo mágico, pasional, con una cultura y tradición ancestrales. Es envidiable la intensidad con la que vive esta gente, y la energía que surge entre sus chabolas.

En tiempos de crisis, todos comenzamos a valorar lo que de verdad merece la pena, y solemos unirnos más, desechando las cosas inútiles que no podemos comprar, ya que no tenemos dinero. Y ocurre que descubrimos que nuestro mejor activo somos nosotros mismos las personas que tenemos al lado, no lo que tenemos.

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