Rompiendo las olas, los esquemas, los códigos, los convencionalismos y los arquetipos del lenguaje cinematográfico más trillado.
Lars von Trier, que desde el estreno de “Europa”, en 1991, solo había
hecho algunas cosas para televisión, decidió hacer una película larga, y
acometerla del mismo modo que un reportero de t.v. acometería una
noticia para los informativos o un reportaje en plan docudrama… ¡con la
cámara al hombro! Fija, por tanto, en la retina del espectador, y desde
la primera toma, la idea de que él está ahí. En el centro de la escena.
En medio de la acción.
La historia se sitúa en la Escocia rural, entre paisajes sobrecogedores
que nos abruman y sobre los que podemos oír el ruido de las olas al
romper contra los acantilados, sentir el viento racheado, el frío, y
hasta el calor de los débiles rayos de sol en nuestra piel. Porque
estamos allí, y somos nosotros mismos los que “vemos y sentimos lo que
pasa”. Y lo que pasa es una historia de amor inconmensurable, que
convierte en anécdotas todas las demás historias de amor, y que nos
acerca ( a distancias epidérmicas) a la mujer más débil e indefensa del
mundo, que por medio de este amor, se transforma en la más fuerte, tenaz
y trascendente.
Esta mujer es Bess McNeill en Breaking the waves, y es Emily Watson en su primer papel para el cine. Nominada al oscar como mejor actriz, aún siendo una película extranjera.
Esta mujer es Bess McNeill en Breaking the waves, y es Emily Watson en su primer papel para el cine. Nominada al oscar como mejor actriz, aún siendo una película extranjera.
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