En 1999 nos sorprendió un joven
director llamado Sam Mendes con su ópera prima
titulada "American Beauty", una cinta que consiguió el
Oscar
a la mejor película de ese año, y en la que contaba su desgarradora visión
de la sociedad americana. En ese momento, muchos pensaron que se trataba
de un éxito casual ya que muchas veces cuando un artista triunfa con su
primera obra no sé sabe muy bien si ha sido algo fortuito o si, por el
contrario, se está ante el futuro brillante de un
cineasta. Con
"Camino a la perdición", su segunda película, Mendes
consigue romper con la posible casualidad que le llevó a conseguir las
preciadas estatuillas confirmándose así como un firme y prestigioso
director. Ahora cambia totalmente de género y nos ofrece un film basado en
una novela gráfica del año 1998,
una historia de gángsters, reavivando de este modo este género ya
casi olvidado desde que Coppola hiciera la saga de "El
Padrino".
Una película que huele a clásico allá por donde la
mires: el género, la fotografía, la ambientación, la historia,...; todo, y
además a Oscar. Una dirección soberbia con unas interpretaciones
asombrosas, que como en la mayoría de films de este tipo, todo gira en
torno a una familia, justamente en el momento en el que un niño descubre
el "trabajo" que realiza su padre; a partir de aquí, surgirán una serie de
sentimientos (traición, lealtad, amor, humor, miedo) a través de un viaje
que ambos emprenderán simbolizando la huida y el arrepentimiento del padre
que busca la venganza y que el futuro de su hijo sea "limpio" aunque en su
camino tenga que derramar sangre.
"Camino a la perdición" además nos habla de la fuerza de la
paternidad a través de dos padres, Paul Newman
y Tom Hanks, que tienen cada uno por separado
unas relaciones con sus hijos muy distintas. La de Paul
Newman está llena de odio y maldad mientras que la relación
paterno filial entre Tom Hanks y su vástago es
más tierna y esperanzadora en la que el padre quiere que su hijo elija
otro camino en la vida y no el que ha elegido él. Para explicar este
contenido tan profundo, Mendes utiliza todos los recursos
que puede para crear un buen film y los explota alcanzando una adecuada
ambientación, una brillante fotografía y una magistral banda sonora que
hace que la historia se vea más clara. Una estética muy lucida conseguida
con unos encuadres perfectos de gran belleza visual (miradas a través de
rendijas, reflejos en los espejos,...) dando una lección de puesta en
escena (sobre todo en las secuencias de la lluvia) con un soberano manejo
del plano fijo (la presentación del fotógrafo Maguire, la
escena final).
Además de todo esto, se añade un reparto casi prodigioso
compuesto por
Tom Hanks
que se mete en la piel
de un personaje muy contenido y muy difícil de interpretar ya que reúne en
uno solo la dureza y la vulnerabilidad, y que el actor refleja a través de la
sobriedad de su rostro y la expresividad de su mirada, la verdad es que
está magistral; al igual que un monstruo de la interpretación como
Paul Newman, un camaleónico
Jude Law y una joven promesa como Tyler
Hoechlin al que le guarda un futuro prometedor.
"Camino a la perdición" es una auténtica obra maestra que
contiene muchas imágenes que seguro que dentro de muchos años todos
aquellos que las hayan disfrutado seguirán recordando, esperemos que el
director siga con esta racha y nos siga deleitando y sorprendiendo como lo
ha hecho hasta ahora.
fuente: escena.ya.com

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